Cuando encuentras a alguien a quien dar tu vida, ya no tiene sentido esperar nada más porque ya lo has conseguido todo. La vida te da y te quita, y no hay nada más triste que esperar algo de alguien sabiendo que nunca llegarás a tener ese algo. Las personas, así como aparecen en tu vida, desaparecen, sin mediar palabra, sin dejar huella o rastro, sin un motivo o explicación que deshaga tus dudas. Todos tenemos un camino, todos vamos en la misma dirección, por eso, sólo cuando chocas contra alguien, es cuando realmente empiezas a estar vivo y a darte cuenta que lo que te rodea no tiene importancia, sino, que lo importante es aquello que te hace sentir diferente al tenerlo cerca y poder tocarlo. La vida es un resumen de todo, y ese todo lo conformas tú con tu propio pasado. No somos títeres que bailan al son de lo que la vida quiere, sino que somos mucho más que eso, mucho más que un mero trozo de madera cuyas cuerdas se van deshilachando a medida que pasa el tiempo. Si lo diferente es lo raro, qué maravillosa sería la vida si pudiera encontrar en alguien esa rareza tan especial.
Llamamos loco a aquél que ama sin medida ni razón, pero más loco es aquél que ama por amar sabiendo lo que siente su corazón. El amor es un sentimiento y, como tal, no tiene razón de ser. Nada le es comparable; imposible de describir, y quien ose hacerlo, que le tomen por loco, pero un loco con cura, como al resto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario